
Estas flores tan bellas, cargadas de pureza, engalanadas de exquisitos efluvios,
bien podrìan ser las flores de mi entierro, !las hipòcritas flores de mi entierro!
Mi compañìa silente y postrera hasta el lecho final! !Hipòcritas ellas y quien
me las enviò!, a sabiendas que detesto las flores.Las flores se marchitan como los
sentimientos, y què son las flores?, sino òrganos, extremidades arrancados sin
piedad a un ser vivo...!y para què!, para que ostenten su moribunda belleza un par
de horas, para que fenezcan sus sangrientos tallos, minuto a minuto, junto a mì.
¿Cuàl es el sentido de obsequiar restos dolientes, torturados, exànimes a quien yace
en su ùltimo sueño? ¿No es acaso una ofensa digna de que el occiso y las malditas
flores se rebelen y protesten como muestra final de indignaciòn? ¿Por què no
hacerlo?
Quizàs lo concrete y allì donde exista una flor, y allì donde se halle el emisor
de la misma, la maldiciòn cadavèrica lo perseguirà hasta empujarlo a su fosa
sepulcral.Y allì no habrà flores,no.
1 comentario:
Me parecieron, y me parecen hermosas las flores. Es segùn el estado de ànimo de las personas. Creo que son la belleza de la Creaciòn. Y en un funeral ponen la cuota exacta de vida que se extingue con ellas.
Publicar un comentario