miércoles, 28 de febrero de 2007

El Desafìo



Cuento de mi autorìa, publicado en agosto
de 1995 por Editorial Faro (El
Grillo Cuenta II )
Agotado, con la respiraciòn entrecortada, al fin lo habìa logrado.El trayecto habìa sido fatigoso y difìcil, en varias ocasiones pensò en desistir, total, era muy joven aùn y nadie se hubiera sorprendido de tal determinaciòn.Pero aceptò el desafìo, por què si los demàs podìan, èl no, por què no intentarlo al menos.Parecìa que nunca llegarìa, pero finalmente, allì estaba èl, Daniel, el menor, el incapaz, en la elevada cùspide, cual gigante victorioso y demoledor.
Ahora, todo el mundo sabrìa de su hazaña!!!, serìa admirado y aplaudido. Se sintiò tan grande dentro de su pequeño cuerpo, que casi no cabìa en èl.
Desde arriba, la visiòn era totalmente diferente de la que conocìa, el universo habìa reducido su dimensiòn al punto de convertirse en un minùsculo y borroso garabato.
El viento comenzaba a arreciar sobre la escarpada cima y el granizo nublaba sus sorprendidos ojos. El rugido de un aviòn distrajo su atenciòn y, aterrado vio còmo el monstruo alado pasò rozàndolo. Algunas aves, con insospechadas intenciones, merodeaban revoloteando a su alrededor.
Absolutamente conmovido por el gran temor se supo arrepentido, pero ya era tarde.Paralizado por el miedo, no podìa avanzar, ni retroceder, ni nada.
De pronto, una fuerza poderosa lo sacudiò con violencia, y en medio de un vèrtigo escalofriante, fue cayendo por la empinada cuesta.
Ignoraba si llegarìa entero o su esqueleto se irìa seccionando en partes, de hecho, no sabìa si su cabeza aùn estaba en su lugar. Escuchaba, sì, los murmullos lejanos, los llantos alarmados de la gente. El grito desgarrador se congelò en el aire del helado atardecer. El fin habìa llegado.

Daniel jurò que nunca, pero nunca màs, hasta no contar con edad sufiente..., habrìa de subir a un tobogàn.

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