lunes, 19 de febrero de 2007

El Maligno



Un Ser Maledicente avasallò la humilde casa,
nadie se percatò, no habìa motivos,
las conductas cambiantes son normales,
los enojos, la ira, suelen serlo.
Pero cuando el hogar en pleno
estuvo en su poder,
el Todopoderoso hambriento
se adueñò de sus almas,
y nadie se percatò,
no habìa motivos,
el trabajo, el cansancio,
la tediosa rutina...
Pasiblemente, el silencio
fue poblando rincones,
los diàlogos murieron
y nadie se percatò,
pero tambièn los sentimientos fenecieron,
el Ser Maledicente lo mansillò todo,
absolutamente todo,
sin que nadie,
absolutamente nadie,
pudiera percatarse.

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